En
la última práctica de didáctica, vimos Fuerte Apache. Para poneros
en situación, quería aportar la sinopsis de esta:
Toni
Darder trabaja como educador en un centro tutelar de menores. Le
quedan unos pocos años para jubilarse y siente sobre sus espaldas la
pesada carga del fracaso. Ha perdido la esperanza en lo que hace y en
su propio destino, y aun así, arrastrado por la inercia y dando lo
mejor de sí mismo, continúa en la brecha trabajando con unos
chicos, cuyas circunstancias parecen todas la misma. Sin embargo, el
ingreso en el centro de Tariq, un niño magrebí de la calle, hace
que algo esté a punto de cambiar en su vida. Y quizá esta vez sea
para bien.
Quiero
aprovechar esta película para hablar sobre ella y por consiguiente,
del perfil del educador social.
La
historia de esta película te hace pensar, y darte cuenta de muchas
cosas, valorar aspectos que día a día no valoramos, como a todas
las personas que tenemos a nuestro alrededor tanto en los malos como
en los buenos momentos y respecto a nosotros, estudiantes de trabajo
y educación social, al trabajo que hace Toni en este caso. Toni
vuelca su vida en los niños de ese centro y se puede observar que
los trata como si fuesen de su propia familia, mostrando preocupación
en todo momento con ellos. Esto aumenta cuando llega Tariq, ya que
este, aun siendo más pequeño, muestra madurez y las cosas claras
para un futuro, por lo que Toni quiere sacar a este niño delante.
En
mi opinión, todo educador social debería tomarse su trabajo como lo
hace Toni, pero por otro lado también hay que tener en cuenta que
hay que separar la vida personal de la laboral, y que no debemos
llevarnos los problemas del trabajo a casa. Considero que para
ejercer este trabajo, además de ser empático, asertivo,
tolerante... también hay que ser muy fuerte y conseguir que los
problemas de los demás no los hagas tuyos.
Referente
al perfil de trabajador social Soto Rodríguez nos dice que "el
educador precisa de unas disposiciones, de determinados valores que
deberá mantener constantemente si quiere garantizar su cometido.
Fundamentalmente se trata de querer a los niños y jóvenes, pero
también de ayudarles a ser más personas." y por otro lado,
Sáez Carreras sostiene que el educador "[...] tendrá un
carácter abierto y optimista, preferentemente extrovertido,
disposición positiva hacia la propia actividad que realiza, empatía,
personalidad equilibrada y con capacidad para establecer lazos
positivos con sus educandos. Ha de saber escuchar y respetar las
ideas de los demás. Por último, tendrá la madurez psicológica
necesaria para que las circunstancias inherentes a su trabajo no le
contaminen en demasía."
El educador social es un profesional capacitado para intervenir con sujetos y comunidades a los que ayuda a potenciar aquellos factores necesarios para su normal desarrollo. Pero, a la vez, trata de elaborar una crítica y una transformación del valor educativo de la sociedad, señalando aquellas estructuras injustas que no permiten a la infancia o a los sujetos con los que trabaja desarrollarse adecuadamente.
Por otro lado, podemos localizarlo trabajando con todo tipo de población: excluida o no, realizando un trabajo preventivo o de reinserción; en centros o instituciones de medio abierto, semiabiertos o cerrados y en programas públicos o privados.
Además, durante los años preescolares y escolares ha de ofrecer a los niños intervenciones que los ayuden a conocerse (sus límites, cualidades, quiénes son, etc.) y a insertarlos positivamente en sociedad.
Por último, poseerá un perfil abierto y optimista, que es capaz de infundir vida, y pone en práctica habilidades de relación y estabilidad personal suficientes para afrontar las distintas coyunturas de su trabajo.
En
definitiva, el educador social debe ser competente para atender a las
necesidades y problemas de los sujetos y ayudarles en su desarrollo
(maduración, construcción de autonomía, formación, etc.). Además,
ha de poseer dedicación, entrega, implicación personal, honradez,
coherencia personal, etc. Todo ello desde una madurez personal, con
capacidad de análisis de la realidad y de gestión y planificación
de programas, conocimiento de sus educandos y buena disposición para
trabajar en equipo. Ofreciéndose, de esta forma, como un adulto
sensato de referencia que ayude a los educandos a crecer con dignidad
y soltura suficiente.
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